Una vez iniciadas las clases en el Bachillerato Comunitario Marista, llegaron jóvenes de toda la región con la ilusión de cursar su bachillerato. Entonces se enfrentaron a la realidad de vivir fuera de casa y la preocupación de cubrir los gastos de alimentación y hospedaje. De manera que los profesores decidieron elaborar un proyecto para conseguir fondos, primero para dar respuesta a esta necesidad antes de conseguir los salones mismos del bachillerato.

Todos los padres de familia estuvieron de acuerdo. Vinieron de las comunidades y del mismo Quiegolani a fabricar adobes, limpiar el terreno y demás. Gracias a Dios, a través del Patronato (PNAEE) se consiguió un apoyo de la embajada de Japón, y así completamos para tener lo que hoy es nuestro internado